viernes, mayo 12, 2006
Padre e hijo en la literatura
de Cumanayagua, Cienfuegos, Cuba, poeta,...... <>y el nombre del mismo me fue propuesto por él, en fin, seguimos,....Se aceptan colaboraciones. e-mail: cumanayagua@azurina.cult.cu , Tel. 043433556,
Sitio web: www.calleb.cult.cu
y ORLANDO PÉREZ GONZÁLEZ. (padre e hijo)
Master en Educación. Poeta, narrador e investigador sobre temas de la Comunidad.
Ha publicado, entre otros, Señales (Poesía, Editorial Mecenas) y El último gol (Narrativa,
Editorial Mecenas).
La luna de cabellos despeinados
no es Rembrandt ni Rubens ni Da Vinci
aunque un poco Mona Lisa.
Acuarela de pinceles rojos
y el mundo en óleos derritiéndose.
Para escribir amor, Guernica
muestra un corazón de retorcidos toros calcinados.
Partir
en una góndola celeste
no es Venecia chupándose relojes.
¿De qué metal haremos la ternura?
¿De qué besos la piel de arenas procelosas?
Desde mi ventana cálida a la noche
las estrellas son saetas
con que flecho las palabras rotativas.
Es la paradoja del mundo,
la unidad de lo diverso.
Del estiércol de ayer se levantan mariposas a la vida.
Hay un temblor de pelo y monte y flores
y el olfato de perros trasnochados
y el papalote de hilos milagrosos.
Es respirar la piel.
Desayunar Beethoven
y decir a cada casa
soy Romeo descansen los faroles.
La pelusa del tiempo
viaja en un cometa delirante,
los equipajes sur van al oeste de acostar los gallos
dando gritos que asustan.
Y mientras tú en qué aventuras Gulliver estabas?
Que la sombra no vomite sombras
y el carrusel esparza las cenizas.
Sobre la pátina que dejó la guerra,
sobre los novios del Vesubio
ha de estar el signo.
Una vez un hongo se abrió a los indefensos
y el equilibrio del mundo tembló en afiches rotos.
Y el agua que se agota
y los niños almorzándose zapatos.
Pero aún así las moscas siguen fornicando
(hay un hilo invisible en todo esto).
¿Seremos esa ola que se aleja?
cuando no he venido a proponerte bocanadas de amor
ni el beso judas.
Quiero partirnos a mares ignorados
o resbalarnos en una muchedumbre.
Algún día quizás desde una mano ausente
recibas los buzones muertos.
Pero hoy no partas que tu amor
UN PUENTE
de estos árboles que me salvan la desnudez al pie de las ventanas?
¿Del arroyo que siempre obligamos a comer
con nuevos desperdicios?
¿De cada rincón preso entre paredes
donde después de amanecer, transito el día y anochezco?
¿Del cielo empotrado en el oriente
en la alborada de una palma donde rueda la caricia?
¿De estos años escritos en la energía de mis pies rompiendo su cansancio?
¿De la perra moribunda que encontró pan-amor a la orilla del portal?
¿De los amigos que día a día toman posesión a cada hendidura de mi ausencia?
Más allá de este pueblo encajonado en una sierra,
¿seré de nuevo yo cuando otra luz me condene la retina?
¿Será el olvido un puente
entre el silencio y la memoria
en los cristales que se trizan en mi pecho?
LA FUGA DEL ABUELO
un día como aquel se fue
y yo miraba y miraba
con la esperanza de encontrarlo
aunque fuera en otra dimensión.
Por un agujero blanco que dio paso a uno negro,
sin tan siquiera despedirse.
Dijo que había hecho bien, cuando años después leímos su testamento
al borde de una fosa.
Después cantó por el pico de un sinsonte
que me sigue los pasos cada tarde cuando me abrigo la segunda anunciación.
Por las paredes que milagrosamente no se derrumban,
ejerció su derecho al vuelo y sin que nadie lo notara
fue apagándose vela casi al alba.
Fue cayéndose hacia arriba, se fue
con el silencio que siempre adoctrinaba sus zapatos.
Que nos enseñó a ser niños para siempre,
y nos mostró el camino del yunque y la mandarria,
y nos puso alas cuando se fugaban los papalotes entre nubes inclementes.
Aquella tarde (una entre tantas, única en su especie)
aprendimos a nadar sobre el fango de una cuerdafloja.
Tarde huérfana de amor,
se nos fue hacia un tiempo insospechado.
¿Y cómo decirlo después de tantas madrugadas,
sobre un tablero de palabras que se cruzan con la indiferencia
de quien no ha vivido para verlo?
CON UN PUEBLO ATADO A LA MEMORIA
ya no me parezco ni a la sombra de mí mismo,
ni a mi pasado envejeciendo los talones,
hirviendo suelas a la orilla chaplinesca.
Se me dibuja en la sangre la camisa,
me niego
a subir la cruz con una cruz.
Siempre me quedo
en un resquicio que no deja anochecerme.
Reduzco la entraña de mi yo hasta el oriente de un corpúsculo
en este mar que sueña los tsunamis.
Nada sé: ni astros ni destinos
cuando invoco los quasares.
Soy una búsqueda del tiempo recobrado,
un martillo que parece golpear en otra frente
navegando por calles que convergen en mí
con un hermano muerto en las antípodas.
Por estas calles colgadas a mi asombro
me declaro el polvo que no fui,
mientras rueda en la manzana la cabeza.
¿Qué hijo se abrazará a mi capote desterrado,
a la flecha que impulsa mi camisa,
mientras hace cruces con un fémur en la arena?
¿Qué otros como tortugas han de retar a Aquiles cuando
late el pecho-reloj en soledades?
¿Qué haré
cuando me vaya con un pueblo atado a la memoria?
Soy el comando que viola noches estrujadas,
el reverso de mi sombra.
Cuando miro atrás veo esa sombra hecha estatua de sal
sin reservas en la boca.
Así clamo ante el misterio,
así bendigo con la misma devoción
con que maldigo
y escupo
y rabio
y me debato entre la espuma.
Mañana, ¿qué seré?
¿Mañana en qué seré?
¿Cuándo seré de nuevo brisa,
ala de murciélago, granada en la memoria?
Esta distancia que acaricio con los dientes mientras
una niña guía mis pasos como si yo fuera un potro fiel,
es mi propia distancia
si estuviera en el punto opuesto colindante,
límite entre el día y la noche,
la verdad y la mentira, la evidencia y el misterio, las luces y las sombras,
cuando a cada anochecer envejezco de zapatos.
DIÁLOGO CON MI ÁNGEL
“Toca el tiempo de tus manos” –me dice en la ternura de su sombra,
y no le puedo responder
por el tornillo que me aprieta al centro de la lengua.
La lluvia me ha bendecido como a un árbol viejo
tantos años desprovisto de un trino inusitado.
De las raíces que crecen debajo de mis pies
algunas se expanden como buscando luz
hasta romper las aceras (en sus grietas
crecen los gusanos).
Siempre he corrido en busca de la dimensión más inasible del amor
para reconstruir una melodía en mis paredes carcomidas.
Oh, ángel que has trepado hasta mis hombros,
tú conduces mi andar por estos caminos polvorientos,
y yo te cuido cuando metes los pies en las aguas turbulentas.
(“Ganancia y precio no son la misma cosa”.)
Oh, ángel que llevas en tus muslos las huellas sudorosas de mi hombros,
dame las coordenadas para subir a tiempo.
“Toca a fondo” –me responde,
y yo transito a mis raíces
en busca de un sentido más cabal en la penumbra.
“El que grita en los paisajes interiores
derrama el néctar de la cripta
cuando galopan los sueños que anochecen al acoso”.
Oh, ángel que hablas en mi propia lengua,
tú me siembras una alegría cada tarde,
y yo te cuido de que incendies las estrellas.
NO OCURRIÓ
por esos golpes cercados de Vallejo.
Por el humo en la estrella.
Por la prisa que ha borrado el alba.
Por todo lo indecible
y algo más que no se dice.
Y estaba allí
como selvas los ojos
LAS 5
Inventaron las 5
para aguarse los caminos de humedad.
Desde mi guagua mis zapatos
fui tarde en la madrugada.
La busqué. Bajo consejos de papeles.
Y nada. Los amigos
se habían desprendido antes
del almanaque sábado
como ladrones colosales.
No obstante, desde mi silencio 21
pude rehacerla a medias
(Pero inútil. Que ya habían inventado las 5
SALIVA Y LLANTO
Los cristales herían sangre adentro
hasta rodarme su descalzo.
Con una sirena bajo el cinto
le marqué de trizas en el arco.
A pestañas nos trabamos las matanzas
mientras el hacha partía los porrazos.
Me como de cabeza como un grito.
Si el estro navegaba a tientas
mi troquel moldeaba la saliva.
(No puedo hacerme un cielo en la mañana).
Pero me fui quemando a perro lento
cuando escarbaba el llanto.
Ya estoy aquí. El espectro
fechaba en una cáscara.
¿Qué me queda entonces, rico depauperio después del maremagnum?
La tripulación pedía vacaciones
hundiendo un dedo en el espacio.
TESTAMENTO
Que me tiren de la piel hasta arrancarla.
Que me piquen en pedazos
y envenenen mi enemigo con la carne.
Que me sequen venas y tendones
donde puedan flagelar.
Que me afilen bien los huesos
para espadas a matar la insensatez.
Que me arrojen el corazón al mar
a ver si una supernova estalla.
Que hagan polvo de mis uñas
y alimenten con ellas el rocío.
Que me siembren las orejas
para oír cómo correo el agua.
Que me lancen los ojos al vacío
como ovnis incendiados.
Que la lluvia barra con mi sangre.
Que mis sueños rompan
el dique a conquistar a yerba.
Que no me canten las cigarras.
Orlando Pérez González (Cumanayagua, 1972).
Dirección particular: Calle Isidro de Armas No. 31 e/ 1ra. y 2da., Reparto Celso Maragoto,
DES-ESPERANDO
te espero en París con aguacero
o en Madrid con vendaval
en Buenos Aires sin agosto
en La Habana mientras duerme
en New York tras la debacle
te espero en Troya o en Atenas
en Roma o en Florencia
en el cretáceo o en Internet
en el cosmos
debajo de la orilla
cazando presidentes
llorando caracoles
vomitando un buen poema
esperando la carrera
amenazando las esquinas
levantando a Lennon de los bancos
reverenciando los aeropuertos
nadándome las horas
¿no me ves sosteniendo las ventanas
de los siglos que has comido?
soy el mismo que cambia
soy el cambio que queda
te espero
estoy en ningún lugar
pero sé vivirme las muertes que me acechan
te espero
no hay día que pueda mercar
EL ÚLTIMO VIAJE
I still smell the fresh paint Rose Dowson
Hemos vivido, mi Rose,
el sueño enloquecido que nunca más será.
Perfectamente desnudamos nuestros labios
dentro de un viejo atardecer;
fuimos, sin dudas, amos del mundo
en la proa de tu niñez.
Descubrimos nuevos nombres
cazando la distancia hacia el oriente:
aún huele a pintura fresca
mi flor en tu cartera, mi verso en tu bolsillo.
Pero, Rose, se va partiendo nuestro barco
sin promesas de saltar si el otro salta.
Nada queda ya sobre el nivel del tiempo.
Sólo (suficiente, por cierto)
sobrevive a la tragedia
como bote entre mis venas
el desnudo cuadro de tu voz
brotando del océano.
SOY UN HUESO CARCOMIDO
por el filo de tus dudas
(¿Soy el falso beso judas
triturado, repartido:
un cigarro consumido
por tu boca reincidente,
estrella con luz de oriente
a punto de otro hemisferio?)
Soy árbol de cementerio
si tu “yo” me queda ausente.
UNO MÁS
Un rostro se pierde
en la ciudad que pierde
calle en tráfico seco
más ron de pesadilla.
Un rostro se pierde
en las tinieblas a lo Poe
y nos raspa el juicio que le haremos.
Se pierde riñéndose la tumba
sin imaginar la paradoja.
Se esfuma en el pavimento
analfabeto
y ya el grito es trapo en la basura
se atrapa en el próximo condón
comercia la última mirada
arpón de la otra esquina.
Un rostro se pierde la escena del cadáver
se pierde
y la ciudad sigue sin rostro.
Deténgase o disparo
ludovico (eugenio blanco rodríguez)
facilitador : propósito comunitario haciendo almas.
dirección: calle19, no.1362, apto.15 entre 24 y 26. Barrio El Carmelo.
El Vedado. Plaza. cp.10400. Cuba.
teléfono: 8339935
e-mail: ideasz@jovenclub.cu
http://www.sancristobal.cult.cu/sitios/mun/PLAZA/HaciendoAlmas.htm
www.archivocubano.supereva.it/, véase la Sección "Literatura"
http://freeweb.supereva.com/archivocubano/, véase la Sección "Literatura"
http://art.supereva.it/archivocubano/, véase la Sección "Literatura"