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martes, octubre 02, 2012

 

"Archivo Lidia Doce" abierto una vez más


Muchas veces comento sobre las miradas de estéticas diferentes, esas que se imponen en el desarrollo acelerado de las producciones de los medios de comunicación el cambio de papel que significa algo más que llamar por teléfono, el comunicar a través de esos aparatos de intercambio de información y noticias, empelados para inmiscuirse en los temas de internet, en el decir y hacer cotidiano. Tal como sucede en “ArchivoLidia Doce”, de Alejandro Ramírez Andersen.

Me muevo más allá de lo que se puede decir y hacer porque aún en los más atrasados en acceder a dichas tecnologías, es no estar exento de comunicarse con alguien comunicado electrónicamente y entonces la realidad cambia, la manera de apreciar las artes, la lectura de los medios de entretenimiento. Es entonces cuando la noticia y la información se vuelven algo más que mero entretenimiento o mera construcción de los hechos.

Ya no es ser nativo tecnológico, sino pariente, amigo o conviviente de este siglo XXI que dice por sí sólo o quiere decir y es entonces cuando la comunicación y el entretenimiento inundan una escena de cine o la documentalística se vuelve una clase,  se vuelve  un dar y recibir.

Es el caso por ejemplo de aquellos que ascendieron al Pico Turquino a mediados de los años 60, entre los que iba “el gallego”, José Ramón Fernández, quien comandaba 300 compañeros, por decir también que compañeras de una guerrilla de mujeres que armaban escuelas y es tema del documental “Archivo Lidia Doce”, de Alejandro Ramírez Andersen [        ].

Una de las protagonistas cuenta que fue en una caminata de más de 60 Km, el 27 de noviembre, cuando el ánimo de ver a Fidel les daba fuerzas en medio del cansancio. En otra cuenta después de Río Cristal o que se incorporó al Hospital Hermanos Ameijeiras con la escuela de Matanzas.

De las “muchachitas”, cuentan sobre cuando las llamaban “Las gitanas”, a las que se quedaron en carpas o a la intemperie. Todas coinciden en que rompieron esquemas como mujeres porque igual querían lo que tuvieron, un entrenamiento fuerte, capacitación cívica, infantería, marchas, arme y desarme, dormir en el piso, se ayudaban entre sí para que no se “rajaran”  (desertaran) o vencieran por el cansancio, para que no dijeran que alguna mujer cubana no había podido llegar hasta el final.

Las mujeres, adolescentes muchas, tuvieron su marcha en La Plaza de la Revolución, cuyo  uniforme fue diseñado por Celia precisamente para desfilar ese Primero de Enero de 1961: pantalón verde olivo, camisa gris, con una franja y el puño verde olivo.

De otras acciones se pueden contar que cubrieron el cambio de poderes de Eisenhower a Kennedy, junto a los compañeros del Comodoro, Alamar en construcción y estaciones de la policía de La Habana.

Fue la Casa del Batallón “San Mariano y La Sola – 10 de Octubre, durante los días de Girón, a estas “Marianas” les tocó cuidar La Habana. Custodiar a los mercenarios durante el juicio  en la Ciudad Deportiva, cuidar el orden. Por ejemplo durante el fuego en la tienda “El Encanto” debieron custodiar también. Pero no todo era tan serio, o sea a lo militar, pues en la visita del primer cosmonauta Yuri Gagarin, a Cuba, montaron una tabla gimnástica.

El 16 de agosto de 1961 se desmoviliza el Batallón, queda desactivado pero no inactivo, aunque no tuvieron que tomar las armas de nuevo pasaron a ser taxistas, investigadoras, miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), a ocupar altos cargos del estado, a ser diplomáticas, al Ministerios del Interior (MININT), fotógrafas, algunas llegaron hasta a ser Teniente Coronel, Doctoras en Ciencias, etc.

Queda claro en las declaraciones del documental, según las palabras de las protagonistas, que muchas viven los días que corren del año 2012, en activo, y que comprenden que todos tenemos necesidades, cada joven vive su tiempo y la gente responde a las contradicciones propias de lo que se vive, o sea, cada cual debe hacer en su momento lo que tiene que hacer, pero hay juventud para responder a lo que Cuba necesita hoy.

Incluso afirman que s los jóvenes, los adolescentes de hoy hubieran tenido que hacer lo que a ellas les tocó, también lo harían. Serían hoy el llamado El batallón ¿? Lidia Doce, parte de la historia de la emancipación de la mujer cubana.

Queda mucho por decir, pues la vida de Marta Cortés, Felicia Abat, Alejandra Villegas, Luisa Serín, Serena María Izquierdo, F   Varcarsel, Ángela Rebeca, Gladys García, Elizabeth Vian hasta llegar a ser 11 protagonistas. Sus vidas en conflicto cuando se quieren realizar los sueños o ser activos de una época, han sido y son muy ricas, muy llena de detalles y anhelos, sueños que el guión, la  Dirección y producción de Alejandro Ramírez Andersen, pudo captar y traer a nuestros días.

El documental trae  la luz del instinto maternal por una hija mayor: la Revolución cubana, nacida de hombres y mujeres del país y otros países que compartieron la suerte más allá de fronteras e ideas. 

Fotos tomadas del sitio Cubadebate

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